23 de agosto de 2007

¿Veinte años no son nada?



Miré la fecha en el calendario.
Sin querer me detuve en el 07.

Ya el 2007.

Veinte años desde que festejé en una larga mesa repleta de amigos, la inauguración de mi primera muestra.

Mi sobrina Rocío, con apenas 21 días de vida andaba de brazo en brazo.

Buenos Aires. Abril de 1987. Galería Atica.
En el pasaje de Arenales 1200, al fondo.


Hoy los amigos andan todos desparramados por el mundo, como las cenizas de un volcán que hace rato mostró su lava.


Yo misma recorrí ¿cuántas veces ya? aeropuertos, consulados, aduanas, embajadas, de tantas ciudades...

Documentos de varios colores y con indescifrables escudos y sellos se amontonan en los cajones y aparecen cada tanto, cuando algo busco, para recordar mis andares.


Veinte años no es nada, dice el tango.
¿No es nada?
El sol sigue saliendo y los coches todavía no vuelan.
El dos encabezando el milenio...
¿Cómo será ? Nos preguntábamos allá por el 60 y pico...

Llegué. Me tocó vivirlo .
Hoy sé que la vida no es un número.
Se construye día a día.
Empieza con la ducha de los héroes cotidianos.


Mi pintura también ha cambiado en estos veinte años.

Hay más silencios, menos gritos, menos preguntas, más certezas, más quietud, menos risa, más alegría.


El sol calma mi espalda cuando escribo.
Antes, no veía el sol.
Corría tras la luna sin ver las estrellas.


Como las chicas de Virginia Slims, he recorrido con mis obras un largo camino. Desde el Pacífico al Báltico me han acompañado . O yo a ellas.
Quién sabe quién presentó a quién.
Quién desnudó a quién.


La Normandina, este bello lugar anclado en el Atlántico, me cobija hoy.
Desde sus cristales puedo mirar el horizonte que se aleja cada día.

Hoy, cuando vuelvo a Mar del Plata, cargados
los bolsillos de distintas semillas, distintas culturas.
Vengo a sembrar en ella que todavía es joven.

Para que las coseche mi hijo o quizá mis nietos, en una próxima primavera.

Mi sobrina no viene a la inauguración...trabaja. Los amigos, casi todos están en el extranjero.
Marcos Curi, murió el 9 de mayo de este año.

A él, le dedico esta muestra, yo sé que si estuviera vivo, me invitaría a almorzar mañana, después de colgar, y me contaría los secretos del arte argentino contemporáneo...

A Marcos y a Rocío, porque no van a estar.


En las fotos, Marcos Curi, el mejor collecionista de arte contemporáneo que yo conocí, sosteniendo a Rocío. Mónica Carrizo de Carricarte, directora de Ática, conmigo y su secretaria que lleva a Rocío en los brazos. Mi hermana Ale Laurencich, la mamá de Rocío y Dina Spivak acariciandola.Abril 1997. Galería Ática de Buenos Aires.






5 comentarios:

Ruela dijo...

Buenos trabajos, felicitaciones para una mujer de armas...
:)

.ludmila. dijo...

Mucha suerte, pos! (Aunque, con buena o mala, ya pasó la inauguración...)
Después me contás cómo fue.

Saludos!!!

Au revoir.

Danixa Laurencich dijo...

Gracias Ruela, gracias Lumi!
ya subo la crónica fotográfica de ayer...
La pasé muy bien...tan bien, que pienso que no será la última vez que exponga!
Jaja!

Mori Ponsowy dijo...

Ay, qué emocionante tu texto. y más aúnv verte en las fotos de hace veinte años. Qué pureza en tu mirada, Dios mío! Qué pureza. Una niña sorprendida.

Danixa Laurencich dijo...

si Mori,mirá si sería una niña sorprendida, que cuando fui a Ática a mostrarle mis obras a la galerista, Mónica, la de azul, yo tenía apenas 22 añitos, y aunque ya me habían colgado en el Museo de Arte Contemporáneo, yo era muy pero muy ingenua, no me sabía vender...y Mónica pensó que yo era extranjera, o del interior, le dijo a Marcos...porque no habla, sólo muestra su obra!!!jaja..a las dos semanas me estaba llamando para confirmarme una fecha...y yo que pensaba que me había rebotado!
en fin...ya te contaré!