24 de marzo de 2007

Había una vez un 24 de marzo



Había una vez, una estudiante de enfermería, que acompañó a su amiga a una manifestación universitaria. Ajena a todo truco y sin experiencia, se fue con sus zapatitos de tacón como los de Penélope (según Serrat).
La época no era propicia, hubo corridas y más corridas, y la estudiante de enfermería se puso a correr. No sabía por qué corría.Se cayó y la detuvieron. Y la desaparecieron.

En una cárcel soportó ,junto a otras compañeras
,los simulacros de fusilamiento. En otra hizo dulce con las golosinas que conseguían. En una celda respiraban seis cabezas el aire que entraba por debajo de la puerta. Una al ladito de la otra, se acomodaban y respiraban, y veían luz y tomaban aire.

Pasó el tiempo y la subieron a un avión de la Lufthansa alemana, allí se sentó al lado de otro "desaparecido" que volvía a vivir. Como no se lo creían, se metían los paquetitos de mantequilla en el bolsillo pensando en un futuro de hambre.

Se casaron en Alemania.
La estudiante se convirtió en enfermera, tuvo hijos y felicidad. Hablaba el alemán con la fluidez y la avidez de nunca más soportar lo que soportó en su propio idioma .

Cambiaron los tiempos en Argentina.
Alfonsín prometía mano dura a los torturadores, comida a los trabajadores, educación al pueblo y seguridad a todos.

La enfermera alemana volvió con su familia
a vivir aquí, a ver cómo se moría su viejo. Se trajo varios contenedores con electrodomésticos alemanes que todos admirábamos y la tranquilidad de una vida sin tensiones.

Recibió el dinero para una casa, cuando el gobierno argentino
pagó un resarcimiento económico a los detenidos-desaparecidos. Para esa época, ya se había separado del padre de sus hijos, había estudiado el Profesorado de Historia, y trabajaba en una escuela secundaria.

Era un 24 de marzo, el aniversario de la Dictadura Argentina, cuando tomó exámenes de historia y volvió a su casa. A esa casa tan grande cerca de la playa. Grande para que entren sus hijos, y su madre, y los amigos de sus hijos, y su perro.
No encontró a nadie.
No se sentía bien.

No tenía carga en el móvil.
A veces, muy pocas, tenía leves ataques de asma.
Pensó en eso.
Y murió.

A los cuarenta y tantos años.
Era el año 2000. Lo recuerdo porque cuando me enteré de su muerte, la recordé ese primero de enero mirando al cielo de la playa, fuimos a ver los fuegos artificiales, ella miraba al cielo como quien mira con asombro lo que la vida le depara.
Ahora la confundo en siluetas que veo por la ciudad,
caminando , cruzando calles, sosteniéndose con ambos brazos el saco cruzado, para soportar el frío. Espero que esté mejor, que no tenga frío y que sepa que aquí dejó un tremendo vacío. En sus hijos, y en sus amigos.

Siempre pienso lo que es la vida...la que pudo sobrevivir en una celda no pudo hacerlo en una casa el mismo día que empezó la gran dictadura por la que recibió esa casa.

Esa es la Historia más triste de las que me
tocaron de cerca, un 24 de marzo, como hoy.

La foto pertenece a la Organización Memoria Abierta, para saber más sobre ésto, ir al link pinchando aquí.

6 comentarios:

daniel cimadevilla dijo...

en invierno del 2005, fui con mi hija a La Plata, donde ella estudia Letras.
Le pedi me acompañara a la Facultad de Arquitectura, donde 30 años atrás yo estudiaba, y no habia vuelto desde hacía 15 , al menos...
Encontré en aquel patio donde tantas cosas nos pasaron, un monumento que recordaba los compañeros "desaparecidos". Alli en plaquitas de granito negro , confundidos entre los escalones, estaban escritos los nombres de ellos....
Me reencontré con mi compañero de todos los dias durante cinco años "mingo" Martina, y otros, y profesores y hasta descubrí que algunos que yo creía habían zafado, también finalmente habían perdido...
Entendí la palabra "congoja", me puse a llorar en silencio....
Creí entender como se siente una persona que ha sido violada....

Danixa Laurencich dijo...

Congoja, esa es la palabra apretada en el medio de nuestras vidas ¿no?,congoja...no lo había pensado.
Gracias D-cima una vez más.

Patricia dijo...

Una generación entera destruyeron, y el futuro de los demás. Si, es demasiado triste, la palabra congoja se acerca un poco a lo que se siente.

cläu dijo...

triste...

Mauricio dijo...

Tristes histórias

emotivas.

manuel_h dijo...

es impresionante
la palabra es, desde luego, congoja